Juego de Runas de ojo de trigre
Juego de Runas de ojo de trigre, grabado en runa de metal dorado
Aunque la habilidad de leer los textos rúnicos se generalizó entre la población escandinava al avanzar la Edad Media, durante el periodo de las migraciones (siglos III-VIII) las runas eran conocidas solamente por una minoría, lo que propició que adquirieran cierto halo de secretismo y de que eran de origen divino. La propia palabra runa, procedente del gótico, proviene de la raíz «run-» que significa «secreto», «susurro». Además las runas no tenían nombres abstractos como las letras del alfabeto latino, sino que se designaban por palabras comunes que empezaban por el sonido representado por la runa, lo que favoreció que se cargaran del concepto del nombre del objeto usado y que cada runa se convirtiera en un símbolo de ese concepto y se pudieran emplear como representaciones de los mismos a modo de tarot. También existió la creencia de que las runas tenían el poder de materializar los hechizos, invocaciones o maldiciones escritos sobre determinados objetos. Un erilaz sería un especialista en grabar runas, una persona experta en el conocimiento de las runas, incluidas sus aplicaciones mágicas.